miércoles, 12 de enero de 2011

De rebajas

Me voy de rebajas para olvidar la espada de Damocles que pende sobre mí: la boda.

- Podíamos mirar qué se lleva en ceremonias de alto copete, propone Mamen.

- Yo necesito más una falda para ir a trabajar, alego.

Entramos en Uterqüe, en la Gran Vía, al lado de Callao. Hay el doble de gente de lo que es normal. Echamos una ojeada a las faldas. A nuestro lado, una chica joven, tocada con un sombrero borsalino, se pone por encima un jersey y mira en el espejo cómo le queda, luego cuelga la prenda del brazo y sigue mirando otras. El jersey es bonito realmente. Mamen busca en los colgadores otro igual y todos son de talla grande así que le pide a la chica que se lo deje ver y ella se lo da. Entonces la miramos ambas y nos percatamos de que es la actriz Ana Risueño. Mamen repite la operación de mirar ante el espejo cómo le va a la cara el jersey, observa la etiqueta y se lo devuelve.

- Anda, mona, guárdatelo y no le vayas dejando el jersey a todo el mundo, que te vas a quedar sin él, le aconseja.

La actriz nos sonríe y nos da las gracias.

- Qué mona es y qué pava, le van a birlar el jersey, dice Mamen.

- Me gusta el borsalino que lleva, vámonos al Corte que seguro que lo tienen, propongo.

Cruzamos de nuevo la Gran Vía y enfilamos Preciados. Hacemos un amago de entrar en Zara pero está imposible, así que seguimos al Corte Inglés. También hay gente, pero le echamos ganas. Vamos directamente a la sección de sombreros en la planta baja, al fondo a la derecha. Nos probamos casi todos, yo me quedo con el borsalino gris, el primero que me he probado. Mamen, una boina de aire parisino.

- Me encantan, luego cuando me veo en casa me parece que me hacen mayor… dice.

- Qué te va a hacer mayor, te favorece una barbaridad, le digo y es verdad.

Seguimos a la cuarta planta, directas a la operación falda. Me pruebo dos y me quedo con la segunda. Empieza entonces lo que yo llamo “técnica de agotamiento”, de la que Mamen es una artista. Consiste en probarse todo lo que ve, no importa si le va o no, ni siquiera si tiene intención de comprarlo. Puede estar dos horas seguidas probándose faldas, pantalones, jerseys, chaquetas, abrigos, blusas, lo que haya en la tienda, y no comprar nada. Más aún, puede salir de casa sin intención de comprar nada y probarse todo.

- ¿Cómo me ves?, pregunta al espejo y a mí simultáneamente.

- Muy bien, de verdad que te queda muy bien, es tu talla y el color te favorece, respondo.

- No sé, no sé, es que tengo otro igual.

- ¿Para qué te lo pruebas, entonces?

- Por si acaso.

Que dan ganas de decirle, por si acaso ¿qué? Luego dice que yo soy resolutiva. No, le aclaro, es que voy de compras cuando quiero comprar algo y me pruebo aquello que entra dentro de lo que busco, el resto lo dejo. Y si no voy a comprar, me voy de paseo o al cine o al teatro o me quedo en casa leyendo. Pues no lo entiende. Y yo pico una y otra vez y salgo “de compras” con ella. ¿Cómo que de compras si la única que compra soy yo?

Llego a casa exhausta física y mentalmente. Porque, aunque no hemos vuelto a mencionar la boda, voy rumiando la lista que guardo en el bolso.

- He quedado de rebajas con Mamen y me ha preparado una lista con las cosas que hay que hacer para la boda que me parece excesiva, le cuento a mi chico. Yo creo que nosotros tenemos un papel secundario y testimonial, ¿no?

- Testimonial, testimonial tampoco, algo tendremos que hacer para ayudarles. De momento, tendremos que hablar con el cura del pueblo para que esté advertido.

- Bueno, eso, vale. Pero fíjate lo que ha preparado, le enseño la lista.

La lee como si fuera las cotizaciones de bolsa, escudriñando cada línea.

- Habría que añadir la fiesta en el pueblo, tendremos que hacer algo como se hacía antaño, propone.

- No fastidies que vamos a repetir la boda de tu padre.

- Tres días parece mucho pero al día siguiente del enlace podríamos reunirnos todos en el pueblo. Y llevar algo de chundachunda.

- ¿Lo estás diciendo en serio?, pregunto incrédula.

- ¿No te gustaría?

A ver, ¿qué haces en estos casos? Lo pregunta con esa cara de chico bueno que se me gasta que sólo quedan dos posibilidades, a saber:

- No, no me gusta ni lo más mínimo. Eso, para no mencionar qué pintan los 500 mejores amigos de los santos padres vascos en la bodega de tu padre.

Otra alternativa es sonreir, poner la mejor cara que sea posible y decir:

- No acabo de verlo, pero si tú lo dices…

Estoy demasiado cansada para empezar a discutir así que opto por la segunda opción.
Ese mismo día mi chico llama al cura, que se muestra encantado, naturalmente, y se ofrece para lo que sea menester.

Bien, primer punto superado.

8 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Cálate el borsalino, la falda nueva y corre...

(bromas a parte, si los chicos quieren la boda en el pueblo, seguro que la quieren completa, quizás no tres días, pero como llegarán con un par de días antes y no se irán corriendo, o ellos sí, pero los demás no, pues eso mínimo tres dias de desayunos, comidas, meriendas, cenas y recenas, paciencia...)

Un beso

Valdomicer dijo...

¿Tres días de fiesta? ¿Comilonas incluídas? ¿En el mes de Mayo?.
Ya veo el título de la entrada correspondiente: "Abortada la operación bikiny para este año".
¡A ver!.

Tita dijo...

Odio ir de compras de ropa, porque odio probarmelo. Sobre todo si hay algún kilo de más. Por eso ahora soy tan feliz: tengo vetadas las compras de ropa y rebajas ¿para qué, si no sé en qué talla me voy a quedar de momento?

Por otra parte...adoro las bodas y celebraciones de 3 días. Sobre todo las que son con la familia...ocasiones para juntarse...fuera de funerales y esas cosas.

Ya no te queda otro remedio que dejarte llevar...

¡Besos!

Uma dijo...

yo odio las rebajas! no valgo para rebuscar la ganga y tengo la sensación de que la ropa pierde el lustre en cuanto la bajan de precio...y lo de probarse algo en rebajas es peor aún...a veces lo compro y lo pruebo en casa...y lo cambio después...pero para eso hay que tener tiempo ¡claro!
Con respecto al papel en la boda...mira por donde respiran el heredero y la miss...yo no quise muchas intromisiones...pero mis suegros se pasaron de distantes y tampoco me pareció bien...
Haz lo que te parezca mejor...que hagas lo que hagas lo haras mal..¡como buena suegra! jejeje

Anónimo dijo...

Como agota ir de rebajas y mas con una amiga como Mamen !

Pues es verdad que acudiendo todos de fuera se presta a montar una fiesta, esta boda va a ser la bomba y el cura todo majo seguro que también se apunta jajaja ...

¡Besos!

Ellyllon dijo...

Me encanta una boda de 3 días!!!
Qué buena idea!!! Sobre todo si es íntima y con familia que hace tiempo no ves.jejejejeje

A mi me encantan los gorros/sombreros, además, no es por ná, pero me quedan bien.
Todo lo que me pongo de cuello "parriba" lo bordo, ahora, de cuello "pabajo"... lo peto, en sentido literal jajajajajajajaja

Un besazooooooooooooo
Elly

Cruela DeVal dijo...

A mí me quedan bien las boinas pero luego no me las pongo, a la que le quedan todo bien es a mí E fíjate que hasta se puso un gorro de pelos noruego que trajo una antigua compañera de curro y que nos poníamos de choteo pues a ella le quedó divino.
Las bodas serán 3 días si eso no tiene remedio, ni intentes luchar...
como siempre compro en las rebajas no compro tanto me agota la gente y la ropa en barreños...
mi amiga Véro es como la Mamen me agotaba... una pesadilla acabábamos las dos peleados siempre porque le decía que todo le quedaban bien por terminar pronto y ella me reprochaba mi falta de entusiasmo
¡Mujeres!
Besos

ODRY dijo...

Jolín! que bodorrio, llebate la cámara de video que no nos queremos perder detalle del asunto y visto que ya va avanzando y no hay quien lo pare, más.

Un besazo.