jueves, 11 de noviembre de 2010

Otoño


El otoño extiende su hermosura tanto en tierra como en la mar. En pocos instantes como éste se hace evidente la dificultad de hallar nombres para definir los colores con que la naturaleza nos regala la vista.

Cuando las nubes tiñen de rojo el perfil de los pueblos.


Hasta la ciudad llega el aroma inconfundible de las hojas de los olmos, mientras los más viejos del lugar comparten memoria y confidencias en el paseo de la Isla de Burgos.


Ah, quién fuera pintor para trasladar al lienzo lo que la memoria trata de fijar indeleblemente. Quién pudiera dominar la paleta que nos regala la ribera del Júcar a su paso por Cuenca.




O la de Sierra de esta provincia, donde la luz se detiene unos instantes a jugar con los árboles, con el agua del riachuelo.



La luz que bucea en la mar, sorprendida por el castillo de Sancti Petri – los restos de la Atlántida, dice la leyenda.


Donde se acuesta el sol mientras las cometas vuelan al infinito.

Es otoño, cuando las flores lucen sus últimas galas en los jardines de La Granja.


Es otoño porque las moras estallan esplendorosas en los bosques de Valsaín.


Y las macucas engordan, rojas y aparentes, en la Ciudad Encantada.


Es otoño cuando las pacas de paja se apiñan en la meseta castellana.


Y las tierras se cubren de cenizas doradas en torno a los palomares.


Y las nubes pasan revista a las tierras cerealistas de la Alcarria.




Que hasta los ciervos de Riofrío se paran un momento, sorprendidos, a mirar el paso del hermano bípedo, aunque se mueva a lomos de la máquina rodante.




Los ríos recargan sus acuíferos en el nacimiento del Río Cuervo, bajo la protección de bosques centenarios.





Las aguas del lago de Sanabria se remansan plácidamente, recuperado el sosiego tras el ajetreo estival.


Y el sol reververa sobre las aguas del mar y lame la orilla ora en Tarifa, ora en Tánger.


Y el viento agita los brazos de los gigantes, convertidos en molinos que dan luz por arte de algún mago quijotesco.


Es el otoño que llega, que extiende sus aromas, sus colores. Que pasa. Como la vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que maravilla de paseo por el otoño, que gusto verlo desde tu óptica, excelentes fotos !

Los lugares preciosos, me ha parecido que la primera foto es de La Granja ?

Ya he visto lo rápido que has identificado la foto de la Yecla, otra maravilla.

¡Muchos besos y buen finde!

Y DE NADA.

IRMA dijo...

¡Qué bonito y poético!. Un disfrute.

Tita dijo...

Una preciosidad de post y de fotos

El otoño es tristón, pero los colores compensan.

Un abrazo

Pilar Abalorios dijo...

Hermoso paseo de otoños vistos con alegría, como quien sabe que la vida está hecha de idas y venidas.

Preciosas fotos