lunes, 24 de mayo de 2010

Agua va


Lo he leido varias veces para enterarme de la cuestión. Cajasur, propiedad del obispado católico de Córdoba, ha sido intervenida por el Banco de España al negarse a fusionarse con Unicaja a pesar de estar al borde de la quiebra.

¿Por qué la negativa? Porque los de Unicaja son unos rojos, dice el baranda de Cajasur, un curita poco posconciliar, según parece. Muy bien, me digo a mí misma, después de todo cada cual es libre de fusionarse con quien quiera, de lo suyo gasta.
Sigo leyendo y me entero que no, que no gasta de lo suyo, que gasta de lo nuestro.

El rescate lo tiene que hacer ahora el Frob, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, con dinero público. Vale, sigo diciéndome a mí misma, se trata de salvar los depósitos de los impositores de Cajasur, pero ahora meterán un puro a los responsables del entuerto.

Pues tampoco. Los curitas de Córdoba andan jaleándose por el éxito obtenido en aquella plaza, marcando otra muesca en su revólver. Paga la caja tonta, deben decir, la caja de todos. Que para eso sí hay dinero, añado yo.

La pifia de estos curas supondrá a Hacienda la tercera parte de la congelación de las pensiones. Quiere decir, si entiendo bien, que si no hubiera que pagar el agujero dejado por estos manirrotos, los pensionistas (jubilados, viudas, huérfanos) podrían cobrar un poquitín más de lo que NO van a cobrar. ¡Alegría, Macarena!

Por momentos noto como me crece la vena anticlerical. Curas tenían que ser, digo en voz alta. Como están acostumbrados a vivir del cuento, no les parece demasiado que paguemos también esta ronda.

- Deja a los curas que hoy es domingo y estarán en misa, dice mi chico, quitando hierro al asunto. Vámonos al Retiro, que está buen día.

El Retiro es un pulmón verde en el centro de Madrid. Fue jardín reservado de los reyes españoles hasta 1870 que se abrió al uso de los madrileños.

El domingo estaba más concurrido que la Gran Vía. Como es costumbre, la banda ofrecía su concierto en el kiosco, rodeado de jubilatas, que no se pierden una y no dejan una silla libre, todo sea dicho.


El lago reclamaba un semáforo para ordenar el tráfico de barcas, bajo la atenta mirada de la estatua de Alfonso XII, el de dónde vas triste de ti, voy en busca de Mercedes que ayer tarde no la ví.


Junto al lago, un caballo blanco como el de Santiago pero en plan anuncio. Es una campaña a favor del turismo en Eslovenia. Los niños se fotografían junto a él.


Es imposible dar un paso sin tropezarse con alguien. Nos topamos con paseantes con perritos, dos chihuahuas que van al trote y que van a terminar el paseo como unos zorros.


Una pintadora de caras rodeada de niños.


Un indio ataviado con plumas.


Un micky mouse de cháchara con una colega.


Una gitana empeñada en leer la mano de los paseantes.


Un grupo de mariachis que tocan rancheras mientras algunas parejas se animan a marcarse unos pasos.


Paramos un rato delante de un trío de violinistas, tres chicas muy jóvenes que tocan muy bien. Algunos artistas han empezado así su racha de éxitos: actuando en el Retiro o en el metro.

Luego, buscamos el fresquito de las sendas sombreadas. Da gloria pasear entre estos altos árboles oyendo el canto de los mirlos. Además de nosotros, muchos madrileños han tenido la misma idea.


Parejas maduras y jóvenes buscan un lugar en el césped.


Leen, toman el sol, juegan a las cartas.

Se cruza con nosotros una panda de tiffosi, un grupo residual de los que el sábado animaron al Inter de Milán en la final de la Champions.

- Lo mismo es una de tus víctimas, dice mi chico y no le contesto porque no tengo ganas de discutir, menos aún con él.

Es lo que tiene vivir en el centro, que disfrutas de lo bueno pero también padeces lo malo. Lo malo es que en noches como la del sábado, que Madrid sufrió una invasión de aficionados al futbol, a algunos de ellos les dio por ir a beber a mi calle. Y cuando digo beber y digo mi calle quiero decir exactamente eso. La gente toma, literalmente, una plazoleta que hay frente a mi terraza, y los curritos que atienden las tiendas de alrededor, que siguen abiertas a las tantas, van surtiendo de bebidas. Algunos nos ofrecen recitales musicales, con guitarra o flauta, depende de sus aficiones.

Cuando el guirigay nos despierta, llamamos a la policía local pero lo mismo podríamos llamar a la Nasa, dado el caso que nos hacen.

La otra noche, un italiano se cogió una toña de tamaño XL justo debajo de mi terraza. Le dio cantarina. Eran las 4,30 de la madrugada cuando me levanté, miré hacia abajo y vi al tiffosi acompañado de otros tres camaradas que, al parecer, le animaban a irse. Los cuatro sentados plácidamente en la acera, justo en la vertical donde mi chico había dejado el cubo de agua para regar las plantas.

No lo pensé demasiado, lo confieso. Cogí el cubo y se lo eché encima. Cuando pillé de nuevo la cama aún se oían los gritos. No entiendo italiano pero sé que la última palabra terminaba en …uta.

Por la mañana, en un momento tontorrón, se lo cuento a mi chico mientras desayunanos. Me temo que voy a tener pitorreo para rato.

5 comentarios:

ODRY dijo...

ja, ja, ja, Lo que me he podido reir con lo de los tifosi, así se hace, esa es mi chica, oye un reportaje fotografico precioso.
Lo de los curas sin comentarios, no me caen muy bien que se diga.

Un besote.

Pilar dijo...

Mira que eres arremangada, con lo broncas que son los italianos, sin italiana que los modere.

Nosotros no hemos tenido más celebraciones que la de la vida, supongo pero esta mañana nos hemos encontrado en el trabajo la puerta de acceso que no te lo explico.

¿dónde quedan esos tiempos en los que la gente se iba a los bares y discotecas a beber?

Sobre los curas, las cajas y los dineros de nadie, es decir los de todos, no coment que me pongo tifossi

Tita dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJA sólo tú podías hacerme enfadar con los curas también, para luego relajarme con el retiro (rieté tú del centralpár) y terminar descojonada imaginando al pringado que pensaba que Ancha es Castilla, y que uno puede cantar a la hora y en el lugar que le de la gana JAJAJAJAJA

Besazos

Uma dijo...

Pues al final me va a dejar despues de no se cuantosmil intentos!!
Me ha encantado tu paseo por el retiro...y pobrecica tu victima! imaginatela ingresada con neumonia en algun hospital milanes! que mala eres tiza!!! jeje...di que no que se lo merecía!!

La de la tiza dijo...

Odry: a mí tampoco me caen bien los curas. Tengo que reprimirme para no pasarme.
Pilar: yo estoy "tiffosi" perdida como habrás comprobado.
Tita: ya veo que este no es precisamente el club de fans del clero.
Uma: de víctima, nada. Víctimas nosotros que no nos dejan pegar un ojo. En cuanto al italiano, llevaba el suficiente carburante para calentar el polo norte y el sur juntos. Y no sé que le ha podido pasar al blog para que no pudieras entrar, reina mora.