martes, 27 de octubre de 2009

Yo no soy Lisbeth Salander


Yo no soy Lisbeth Salander pero sé cuando me tocan los menudillos informáticos. También sé cuando se impone un cambio de aires. Los cambios son buenos para alguien como yo, un culo inquieto. Culo de mal asiento, decía mi abuela.

Aquí estoy, en este nuevo blog. Ahora bien, ¿para que sirve un blog? Los expertos en la materia no se ponen de acuerdo, cada blog sirve para lo que sirve. Pura filosofía. El ser es lo que es y el no ser es lo que no es.

¿Para qué quiero yo un blog? Para escribir, que es lo que más me gusta hacer. Me sirve para aclararme las ideas, para tratar de explicarme, casi siempre infructuosamente, lo que me sucede y lo que sucede a mi alrededor. Sirve para contarme lo que ocurre y, quizá, para compartir opiniones y un poco de charla con quien pase junto a esta pared.

Una pared en la que, como suelen hacer los graffiteros, dejar una rápida reseña de lo que veo, lo que creo, lo que me gusta y lo que no, de la única manera que sé hacerlo: con la palabra.
Con un principio como guía, ese que Galeano atribuye a Onetti: Las únicas palabras dignas de existir son aquellas mejores que el silencio.

Temo, no obstante, que en muchas ocasiones mis logros no estén a la altura de los propósitos así que, una vez, rendido tributo al autor de mis amores, rebajaré las pretensiones a un nivel más asequible.

Abro este blog porque disfruto escribiendo, ya lo he dicho, más que un@ tont@ con una tiza. Así que bienvenid@ a esta pared. No soy Lisbeth Salander. Más bien soy la de la tiza.

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